miércoles, 22 de mayo de 2013

Despedidas

Despierto, es de madrugada. Mi casa es casi una cabaña, allá afuera es casi una playa. Nada ha estado tan definido por aquí.

Hoy me toca ir a morir. No me puedo levantar, siento el olor del agua y la sal en el aire y no sé si estoy listo para despedirme de ese aroma ni de Marilyn Monroe. Siempre pensé que ella se parecía a Marilyn Monroe. Creo que se está burlando de mí con ese vestido blanco que se puso hoy para verme en mis últimos momentos, ríe sin dejarme saber si realmente me ama o si sólo está jugando. Tal vez sólo quiere hacerme sufrir más.

Fantaseo con convertirme en la paloma que era en otras épocas, antes de ser humano. Pararme en el hombro de Marilyn, llorar sangre, volar, llegar al techo más alto, morir ahí, como paloma, pero incluso desde ese techo alcanzo a ver mi lecho de muerte. Marilyn camina conmigo, con su rubia cabellera. Caminamos hacia la guillotina, hoy me toca ir a morir. Me acompaña, me sonríe, me besa y no es como en las películas en las que hay un montón de curiosos observando. Somos sólo ella, el verdugo y yo.  Nos miramos una última vez. Yo sufro pues sé que debajo de la sonrisa y las lágrimas no hay más que miedo. En este momento, me toca morir. El verdugo prepara la navaja, jala la cuerda. Rodillas al piso, cuello preparado. Se oye el golpe, un corte rápido, sin un solo grito de dolor. Ahora, mientras la cabeza de Marilyn cae sobre un balde, he muerto.


Lloro sangre.  

jueves, 16 de mayo de 2013

Lo propio

La noche es violeta sobre el cementerio, no sé en otro lado cómo sea. El hermano menor se aproxima sin el cariño que suele cubrir estas situaciones a la tumba del mayor. Seguro ya está descompuesto después de tantos años. Hoy, es día de tomar lo propio.

Ante la mirada única del Arcángel Miguel corroído por el viento que amenaza con su espada al hermano menor sin moverse un milímetro, el joven enojado cava y cava, disponiendo la tierra húmeda en el borde de la fosa hasta topar con un cuerpo sin ataúd. En su distracción, no observa que los huesos del hermano mayor se han vuelto diamantes pero no podría importarle menos; los toma con sus manos desnudas y los avienta lo más lejos del agujero, se acuesta y toma al fin el lugar que él cree que le pertenece.

Tras unos minutos con los ojos cerrados, el hermano menor encuentra la falla en su plan. ¿Quién le enterrará ahora, si el Arcángel Miguel no es más que una estatua y su hermano es un valioso montón de huesos?

La tierra escucha su plegaria y en un bostezo tiembla, regalándole al hermano menor, al fin, la oportunidad de tomar lo propio.

lunes, 6 de mayo de 2013

Corre


Corre antes de que te atrapen. Agáchate para no golpear tu cabeza en las tuberías. Aúm es un largo camino antes de la salida. Recuerda lo que dijeron los compañeros de celda, esos que no pudieron escapar. Todos aquellos que lo intentaron, siempre volvieron, llenos de heridas, enfermos por el metal oxidado que se quedó en su sangre, con el cuerpo lleno de cristales.

Ya has vivido esto, corre. Corre como imaginabas correr cuando aquellos fallidos escapistas de la gran prisión contaban sus historias con la emoción de quien cree poder cambiar el pasado imaginándolo de nuevo. No pienses.

Lo que venga después será una nueva huída. Ni siquiera recuerdas lo que hay afuera. Si no supiste lo que había antes de la gran prisión no importa saber lo que habrá luego, ahora lo único que hay es un pasillo metálico, viejo y húmedo. Y estás corriendo a través de él.

¡No debiste haber mirado atrás! ¡Has chocado con el enemigo! Levántate, despierta y corre una vez más.

¿Un espejo? Es tan sólo un espejo. Tal vez sea momento de tomar un respiro. Ahora huye de nuevo, que las manos empiezan a salir de tu propio reflejo, intentarán asfixiarte con tu propia imagen. Corre ahora por el nuevo pasillo hecho de mil y un cristales reflejantes, no te confundas a ti mismo, sólo corre.

Llegaste al callejón sin salida. Juraste no hacerlo, juraste escapar como no hicieron los restos que quedaban de tus compañeros. Ahora estás frente a un nuevo espejo que no te permite girar, sólo hay un camino y es el de regreso. ¿Qué harás ahora?

Brincar a través del espejo. Gran idea, ahí estás ahora encandilado, lleno de vidrios en toda la piel, encandilado en los ojos por la luz tan blanca que no conocías, encandilado por el color y la sangre que escurre por los pedazos de cristal en tu cuerpo.

Miras hacia atrás, ves tu reflejo una vez más. Ese reflejo lleno de sangre y vidrios. Retrocedes, caminando hacia la luz y dándole la espalda, tu reflejo avanza en dirección contraria, camina por el viejo pasillo sin salida, vuelve con los antiguos compañeros y mientras tú descubres la luz que hay afuera de la Gran Prisión, tu reflejo vuelve con los compañeros de siempre. Con la sangre llena de óxido y la ignorancia de lo que estás viviendo.