jueves, 16 de mayo de 2013

Lo propio

La noche es violeta sobre el cementerio, no sé en otro lado cómo sea. El hermano menor se aproxima sin el cariño que suele cubrir estas situaciones a la tumba del mayor. Seguro ya está descompuesto después de tantos años. Hoy, es día de tomar lo propio.

Ante la mirada única del Arcángel Miguel corroído por el viento que amenaza con su espada al hermano menor sin moverse un milímetro, el joven enojado cava y cava, disponiendo la tierra húmeda en el borde de la fosa hasta topar con un cuerpo sin ataúd. En su distracción, no observa que los huesos del hermano mayor se han vuelto diamantes pero no podría importarle menos; los toma con sus manos desnudas y los avienta lo más lejos del agujero, se acuesta y toma al fin el lugar que él cree que le pertenece.

Tras unos minutos con los ojos cerrados, el hermano menor encuentra la falla en su plan. ¿Quién le enterrará ahora, si el Arcángel Miguel no es más que una estatua y su hermano es un valioso montón de huesos?

La tierra escucha su plegaria y en un bostezo tiembla, regalándole al hermano menor, al fin, la oportunidad de tomar lo propio.

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